lunes, 26 de noviembre de 2012

Desayuno con burbujas

Juan se despierta siempre sonriendo.

No le cuesta.

No puede evitarlo...
Será porque su mamá lo despertaba para ir a la escuela a puros mimos pero, desde siempre, despertar y sonreír es lo suyo.
Sabe que Muriel está a su lado y se toma un instante antes de mirarla.
Para que le den más ganas, aún, mira al pie de la cama y ve la botella de espumante Cruzat, el que hace Pedro Rosell. Sonríe más, chasquea la lengua donde aún está el gusto, del espumante y de los besos de ella.
Sobre la mesa de luz quedaron las copas, con un resto, Juan lo toma y entonces sí, se da la vuelta y allí está Muriel, mirándolo con puras risas, que le dice...

"Ese era mi desayuno."

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