...un camino íntimo, secreto, que cada hombre descubre en el cuerpo de su mujer.
Busca en el cuello olores a cítricos, le agrega unas gotas de Sauvignon Blanc y deja que el ensamble sea perfecto.
Las manos y las muñecas huelen y gustan a Chardonnay.
Alguno derrama en la espalda un generoso chorro de Syrah y, no duda, que recorrerlo es tarea de exquisitos.
El Malbec es un vino que se atreve mucho.
No faltará quien con un Cabernet Sauvignon decida buscar senderos inexplorados, humedades oscuras...
Pero antes, durante y después, la boca de ella, la de él, se encuentran llenas de aromas y sabores, los comparten y los beben con la definitiva certeza que se están bebiendo el uno al otro.
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