"Por supuesto estos no son los vinos del Nono Giácomo."
Gerardo
se lo gritó a sus primos y a las dos Tìas que quedan cuando les vio
las caras de extrañeza al catar los nuevos vinos de la que alguna vez
fue la pequeñita Bodega El NONO.
Gerardo
tiene razón en estar enojado, primero lo convencen de que deje la multinacional
donde trabaja y va y viene por el mundo para que se encargue
de la Bodeguita familiar y luego, después de tantas y tantas, se ponen
remilgados con que...
"Los vinos del NONO no eran dulces y suavecitos, estos parecen Coca Cola"
Gerardo respiró hondo, dejó caer sus enojos, sonrió y dijo:
"Por supuesto, son para que los compren los que toda su vida tomaron
Coca Cola cuando eran chicos, no como nosotros que tomábamos los vinos
ásperos, fuertes, del NONO con soda".
"Aparte, vamos a hacer algunas botellas para nosotros con vinos como los del NONO, estos son sólo para negocio".
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