El
bullicio, ese abrazarse con todos con los que casi con ninguno se
vieron el año anterior, ni se verán el próximo, ese buscar la comida
chocando los codos y cruzándose los brazos porque lo más rico está más
lejos, lo pone de malhumor.
Hay un momento, en donde
Juan lo mira a su papá Aníbal y sabe que los dos están a gusto.
Es
cuando se sirven el Montchenot de López, que Juan tomó la precaución de
enfriar un poco, nada de temperaturas ambientes en Mendoza de 30
grados, y los dos, entrecierran los ojos y no dudan...
"Es buena cosa esta del vivir y tomar"
Y por supuesto, se prometen, muchos brindis iguales a este el año próximo.
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