Se
parecen en mucho, en el comienzo, en que le creemos, mientras sucede lo
que sea que suceda nos vamos alejando de nuestras mejores ideas,
claridades y convencimientos, con las que vivimos y no criticamos,
discutimos, sólo ansiamos otra copa más, otro beso más, otro paso más,
otro movimiento de la magia más.
Cuando
a la mañana siguiente, la cumbre ya sucedió, la embriaguez apenas dura,
la mujer nos abandonó, y la magia es confusión, buscamos en el gusto de
nuestra boca, en el dolor de nuestros músculos,
en la ansiedad de nuestra piel y no dudamos:
"Sea lo que sea que sucedió, queremos más".
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