viernes, 17 de agosto de 2012

Caminar esperando el encuentro



Hay una condición definitiva si uno, qué menos, pretende un encuentro con La Magia.
Camine con actitud de cierta prisa, que a miradas ajenas no haya duda, Ud es de los que saben qué quieren y dónde buscarlo...
Pero, por el rabillo del ojo pispee, qué hay ahí para Ud.


Mónica insiste en usar vestidos, y tacos, sabe, su tía Felisa, se lo explicó, que el bambolear de su pollera, ese par de botones desprendidos, sus brazos descubiertos, y bronceados, necesitan de sus aros grandes, sus pulseras sonoras y su risa estrepitosa... entonces si.


Pedro se pone de malhumor cuando va al centro, pero sabe, que si no es ahí, donde el bullicio del apuro se detiene en los cafés de la Peatonal, dónde la va a encontrar.
Se sienta en las mesas que dan a la calle y mira, se promete que si la ve, la sigue y la sigue y la sigue...

Por eso tenía el billete de 10 pesos preparado y el gesto al mozo de... aquí se lo dejo...
Caminó detrás de, la que nosotros sabemos se llama Mónica, a su paso, disfrutando el bambolear de la pollera, el medio perfil cuando miraba las vidrieras y casi creía oir el taconeo, de paso, qué lindas piernas.

Cuando ella se detuvo en el negocio de pieles casi se desilusionó, pero luego, cuando vio el traje de gamuza rojo, se entusiasmó mucho y qué decir cuando en la zapatería casi apoyando la ñata contra el vidrio Mónica se enamoró de esos zapatos, rojos obvio, de enorme taco.
Su momento fue cuando ella, con gesto, sin duda provocador, se paró frente a la vinoteca.

Ahí si, se dijo Pedro, tengo lo mío que decir...

¨Permítame un consejo, arriésguese con el Sauvignon Blanc de Pulenta State, si presta atención, lo escuchará al mar, es de no creer ¨

Mónica sonrió, y, qué menos hizo un gesto de duda.
Pedro, lo interpretó bien, le hizo un gesto a la moza mientras le señalaba un mesa...

Los detalles de lo charlado quedan a cargo del Sauvignon Blanc.

No hay comentarios:

Publicar un comentario