Los
zapatos, los stilettos, esos que hacen a las mujeres más altas, más
bellas, con sus piernas torneadas y ese gesto de altivez de saberse
diosas tiene un secreto...
El hombre que, delicadamente tome el tobillo y... la descalce de tanto sufrimiento.
El vino, como un amante solícito, descalza las
buenas razones, los prejuicios, las pretenciones de controlarlo todo y, embriaguez mediante, empieza el puro goce.
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