jueves, 18 de octubre de 2012

Una tregua

Lisandro ya aprendió, de a malas, que a Lucía no la va a parar nunca. 

Ella se siente, y tiene con qué, una reina, una Syrah: con mucha estructura, el poco agua que tuvo la hizo intensa en aromas y gustos, cuando se entrevera con una Cabernet Sauvignon discuten y discuten.

En cambio, con Lisandro, un blanco, Viognier, un puro melocotón -como invitado siempre-, nada de discutir. 


¿Quién lo hubiera pensado? 

Son la pareja perfecta.

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