Un paseo embriagante por la naturaleza del hombre, del vino y cómo no... de la mujer.
martes, 9 de octubre de 2012
Las caricias de Juan
Juan sabe que es torpe con las caricias, tan torpe como Pedro o Gonzalo; no tanto como Luis y muchísimo menos torpe que Humberto.
Sabe también que las mujeres, y María sobre todo, son puro misterio.
Juan, como todos, tiene un truco para agregar caricias que no tiene.
La otra copa o la otra de la otra
El vino cumple. Juan, al comienzo, es Juan para María, pero con la otra copa es quizás aquel novio de la adolescencia, y con la tercera aquel profesor de quinto año que a todas enamoraba, y así el vino hace que las caricias se entrometan en la historia de María.
Y cada uno le agrega una caricia.
Juan le debe al vino, que le ayuda a acariciar a María.
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