martes, 16 de octubre de 2012

Los riesgos del Sauvignon Blanc

 
Mónica insiste en usar vestidos y tacos, sabe, su tía Felisa se lo explicó, que el bambolear de su pollera, ese par de botones desprendidos, sus brazos descubiertos y bronceados, sus aros grandes, sus pulseras sonoras y su risa estrepitosa la hacen muy bella.



Pedro camina detrás, disfruta el bambolear de la pollera, el medio perfil con sus aros grandes cuando mira las vidrieras y el taconeo, de paso, qué lindas piernas.

Mónica se detiene en el negocio de pieles, un traje de gamuza rojo la hace parpadear y qué decir cuando en la zapatería casi apoyando la nariz contra el vidrio se enamora de esos zapatos, rojos obvio, de enorme taco.

Pedro teme no tener su oportunidad, llega cuando ella con gesto, sin duda, provocador, se para frente a la vinoteca bistró.

-Ahí si, se dijo Pedro, tengo lo mío que decir:

"Permítame un consejo, arriésguese con el Sauvignon Blanc de Pulenta State, si presta atención, lo escuchará al mar, es de no creer"


Mónica sonríe y, qué menos, hace un gesto de duda.
Pedro, lo interpreta bien, llama a la camarera y le pide el Sauvignon Blanc con unos marisquitos.

Los detalles de lo charlado quedan a cargo del Sauvignon Blanc.

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