Juan,
les quiere pelear a todos, quiere ser el mejor, pero, para ser el
mejor, reconocido, hay que jugar con las reglas de los demás.
Y ahora, si querés tener un gran
vino, dale madera, mucha madera.
Las barricas son muy, muy caras, más que la uva y después de tres cuatro veces, no sirven.
Lucía
es la hermana de Juan, pero se quedó en la historia de Don Vicente, su
papá, que todos los años hacía vino, el vino del año.
Hay algo que es muy, muy barato, las barricas de roble que ya dejaron de ser lo que eran y son sólo barricas.
Mientras
Juan atiende como puede, con créditos, con dólares planchados, con
enviar muestras a congresos buscando la medalla que le abra mercados,
Lucía hace vino, usando las barricas.
Y
las uvas del cuartel 1, que enfrentan al Norte las fermenta en la
Barrica 1, y las del cuartel 3, que recibe los vientos del cañadón del
río Mendoza en la Barrica 3 y así cada viñita tiene la suya y cada
barrica de un vino diferente.
Los amigos eligen, a algunos les gusta más este a otros más aquel.
Algunos deciden mezclarlos.
Igual que hacía el papá, Don Vicente, con sus amigos.
Se elegían el vino a su gusto, no al de vaya a saber quién ni vaya a saber dónde.
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