Juan se despierta siempre sonriendo.
No le cuesta.
No
puede evitarlo...
Será porque su mamá lo despertaba para ir a la escuela a puros mimos pero, desde siempre, despertar y sonreír es lo suyo.
Será porque su mamá lo despertaba para ir a la escuela a puros mimos pero, desde siempre, despertar y sonreír es lo suyo.
Sabe
que Muriel está a su lado y se toma un instante antes de mirarla.
Para que le den más ganas, aún, mira al pie de la cama y ve la botella de espumante Cruzat, el que hace Pedro Rosell. Sonríe más, chasquea la lengua donde aún está el gusto, del espumante y de los besos de ella.
Para que le den más ganas, aún, mira al pie de la cama y ve la botella de espumante Cruzat, el que hace Pedro Rosell. Sonríe más, chasquea la lengua donde aún está el gusto, del espumante y de los besos de ella.
Sobre
la mesa de luz quedaron las copas, con un resto, Juan lo toma y
entonces sí, se da la vuelta y allí está Muriel, mirándolo con puras risas, que
le dice...
"Ese era mi desayuno."
No hay comentarios:
Publicar un comentario