Alina se pone codiciosa cuando llega a la casa de Pedro y ve que una vez más sucedió...
Pedro, que es un tímido de aquellos, de esos que, como decía Felipe, el amiguito de Mafalda... "Justo a mi me tocó ser yo mismo" una vez más pensó y pensó si la llamaba a Alina.
Para decidirse abrió una botella de Pura Sangre, ese vino,definitivo, del maestro Ángel Mendoza, que le dio lo que Pedro no tiene:
La valentía de decidirse y llamarla.
Pero claro, Alina, que siempre espera la llamada, se impacienta. Cuando apenas entró la vio y se lo dijo clarito:
"Esta es mi media botella "
A Pedro no le molesta, Alina es para él un embriagar minucioso, lleno de los aromas, gustos y texturas y, lo mejor, despertar con ella es para puras risas, de los dos, de él.
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